Gustavo y Adriana se sentían tan contentos de los hijos que Dios les había dado. Habían invertido tiempo en criarlos, amarlos, disciplinarlos y también les habían hablado de un Dios amoroso. Los problemas comenzaron con el hijo más grande que empezó a ir en contra de todo lo que se le había enseñado. Comenzó a los 11 años más o menos el cambio. Los padres se enfrentaron a malas contestaciones, palabras que no se usaban en la casa, pero se escuchan cada día en la escuela, resonaban ahora en el hogar. Un constante ambiente de tensión hacía la convivencia muy difícil al punto que los padres no sentían ganas de relacionarse con su hijo adolescente. Pasaron unos cuantos años difíciles, donde los padres crecieron y aprendieron. Hoy la situación está lejos de ser perfecta (nunca lo será) pero están mejor. Hay madurez tanto en los padres como en el hijo. Me gustaría contarles qué trampas y qué caminos de cambio se pueden encontrar en el desafío de entrar en la adolescencia de los hijos. ¿Qué se puede aprender de una situación parecida a esta? Lo primero que me dicen los padres en situaciones parecidas a esta es: “cuando nuestros hijos eran chicos, escuchábamos a otros padres con problemas con sus hijos adolescentes y pensábamos que eso no nos iba a pasar a nosotros. De hecho, muchas veces juzgamos pensando que los padres estarían haciendo mal las cosas”
La primera trampa es: Suponer que si hacemos bien las cosas no pasaremos por la crisis de ser padres de adolescentes. Por esta creencia tramposa, muchos padres que sufren una adolescencia muy complicada de sus hijos comienzan a preguntarse ¿Qué hice / hicimos mal? Y quiero decirles algo a todos los padres que puedan leer esto, NOS HEMOS EQUIVOCADO EN MUCHAS COSAS. HEMOS FALLADO EN MUCHAS COSAS. Así que si te preguntas si hiciste mal algo, podés estar seguro que ¡sí! Nadie nos ha preparado para ser padres. Es normal equivocarse, fallar y hacer cosas mal. La crisis de la adolescencia no pasa por que nos equivocamos, necesariamente. Pasa porque el niño debe convertirse en adulto y hay una guerra por la independencia que se llama adolescencia. ASÍ QUE, TODOS NOS EQUIVOCAMOS COMO PADRES. Algunos estarán pensando, “si, pero algunos se equivocan más que otros” y es verdad. Sin embargo, yo conozco casos de padres ausentes o violentos o adictos que tienen hijos adolescentes que son un ejemplo en muchas áreas donde hijos con padres muy buenos no lo son. La crisis adolescente la pasan tanto padres ejemplares como padres como no lo son. La ventaja que tienen los padres que no son ejemplares es que muchas veces no se dan cuenta de las necesidades o problemas que tienen sus hijos adolescentes, mientras que buenos padres se dan cuenta y desean “ayudar” a sus hijos a seguir siendo los niños que siempre fueron y como no lo logran hay frustración y dolor. La segunda gran trampa que caen muchos padres de adolescentes es la de seguir necesitando tener control de sus hijos. Esto será para la próxima entrega. Por favor siganme en FB o Twitter para saber cuando estará disponible la segunda parte. Gracias desde Camino de Cambio
2 Comentarios
17/11/2022 07:20:37 pm
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Martín bonandiniConsultor Psicológico
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